La detención del sacerdote Patricio Cruz Viale, uno de los principales referentes del Movimiento de Schoenstatt en Argentina, generó un cimbronazo de proporciones aún inimaginables en el seno de la Iglesia Católica.
Este fin de semana, la Comunidad de los Padres de Schoenstatt en Argentina volvió a emitir un comunicado sobre la denuncia de abuso sexual gravemente ultrajante que pesa sobre Viale.
Sostuvieron que existe una única denuncia, aunque informaron que fueron advertidos de “expresiones de cariño exageradas” de Viale hacia menores de edad y que estuvo en México por su crisis personal.
En una estrategia de disposición al proceso judicial, el superior provincial Pablo Javier Pol reconoció que “es quizás uno de los momentos más difíciles para la Comunidad de los Padres de Schoenstatt en Argentina”.
“Queremos confirmar que existe una única denuncia contra el Padre Cruz Viale, vinculada a un caso de presunto y abuso, y no de violación como algunos medios han señalado incorrectamente. Este hecho habría ocurrido los primeros días de enero de este año y como comunidad tomamos conocimiento en abril pasado de mano de la denunciante, una mujer mayor de edad”, comienza el comunicado.
La respuesta de Schoenstatt intenta frenar los rumores de otra denuncia en contra del sacerdote. Tras la detención, fuentes cercanas a la investigación advirtieron alguna situación previa de Viale con alguna persona menor de edad.
En este sentido, desde Schoenstatt admitieron que “en la segunda mitad del año pasado” recibieron “una comunicación conjunta de dos matrimonios cercanos al Padre Cruz quienes, pidiendo discreción y confidencialidad, manifestaron al superior de los Padres de Schoenstatt su preocupación por las expresiones de cariño exageradas hacia los niños, dejando en claro que jamás configuró una situación de abuso”.
“Sin que se formule denuncia alguna, se realizó igualmente una investigación exhaustiva entre sus allegados y la gente con la que el padre tenía contacto, y la misma concluyó como resultado descartando cualquier tipo de delito canónico. Como los protocolos de la Iglesia lo indican, esto fue comunicado a las autoridades eclesiásticas”, sostuvieron.
El superior provincial expresó que a la denunciante “se la escuchó tantas veces como fue para ella necesario” y que “las autoridades eclesiásticas” –no informa quienes– la invitaron a tramitar la acusación formal en un proceso canónico, “ya que esta es la obligación que se tiene frente a toda la denuncia que implique potencial delito canónico, para que así ambas partes puedan presentar sus defensas y pruebas”.
Sobre esto, desde el círculo cercano a la denunciante manifestaron que Schoenstatt no tuvo predisposición en esclarecer el hecho, por lo que primero asistió al Arzobispado y luego a la justicia ordinaria.
En relación con el caso, desde el movimiento afirmaron su “plena disposición y colaboración” del Padre Cruz Viale y de la comunidad con los procesos penales y canónico.
Finalmente, en intención de “brindar transparencia” al proceso judicial, desde Schoenstatt reconocieron que el Superior de ese entonces (fines del año pasado) decidió como medida prudencial apartarlo de sus responsabilidades y tareas pastorales, aunque nunca se le prohibió la posibilidad de celebrar misa u otros sacramentos.
Además, se le pidió un tiempo de reflexión vocacional con acompañamiento terapéutico calificado en México, el que inició en enero de este año, para atravesar su crisis personal.
“Confiamos en que la justicia esclarecerá los hechos y permitirá que la verdad salga a la luz. Nuestro compromiso en cada momento de este proceso ha sido el de actuar con responsabilidad y prudencia, cuidando a toda nuestra comunidad, y garantizando el respeto de la integridad de la mujer denunciante”, concluyó el comunicado.