En la sociedad actual, los hábitos diarios no siempre benefician al cerebro. El estrés, el sedentarismo, la mala alimentación y el abuso de pantallas son factores que pueden deteriorar el sistema nervioso. Sin embargo, la ciencia ofrece soluciones claras para cuidar este órgano vital.
Diego Redolar, doctor en Neurociencia y director del Cognitive Neurolab, explica cómo mejorar la salud cerebral. Estas son las cuatro recomendaciones clave que comparte para mantener un cerebro saludable.
1. Hacé ejercicio físico regularmente
El ejercicio no sólo es bueno para el cuerpo, también lo es para el cerebro. “Caminar 30 minutos diarios aumenta las neuronas en el hipocampo, una región clave para la memoria”, asegura Redolar. Además, el ejercicio mejora la función cognitiva y protege contra enfermedades como la depresión y la ansiedad.
No es necesario practicar deportes de alto impacto; actividades moderadas como caminar o andar en bicicleta son suficientes para estimular la neurogénesis, es decir, la formación de nuevas neuronas. Lo importante es mantener la constancia.
2. Dormí las horas necesarias
El sueño reparador es fundamental para la salud cerebral. Durante el sueño profundo, el cerebro elimina desechos metabólicos acumulados durante el día. Si no dormimos lo suficiente o si el sueño no es de calidad, estos desechos pueden afectar negativamente nuestras funciones cognitivas.
“Vivimos en una sociedad que no respeta los ritmos naturales del sueño”, advierte Redolar. Para cuidar tu cerebro, procurá dormir entre 7 y 9 horas diarias. Establecé una rutina nocturna que incluya apagar pantallas al menos una hora antes de acostarte y crear un ambiente propicio para el descanso.
3. Reducí el uso excesivo de pantallas
El abuso de dispositivos digitales tiene efectos negativos sobre el cerebro, especialmente en niños y adolescentes. “El uso excesivo de pantallas puede afectar capacidades cognitivas como la lectoescritura”, alerta el neurocientífico.
Para mitigar estos daños, intentá limitar el tiempo frente a las pantallas, especialmente antes de dormir. Incorporá actividades analógicas como leer libros, escribir a mano o disfrutar de la naturaleza. Estos hábitos ayudan a reducir el estrés y estimulan el cerebro de manera diferente.
4. Fortalecé tus redes de apoyo social
Tener una red social activa es esencial para la salud cerebral. Estudios científicos demuestran que el apoyo social reduce los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés crónico.
Un ejemplo impactante es el “Estudio de las Monjas”, liderado por el epidemólogo John Swodon. Este investigó la vida de 400 monjas de un convento en Michigan. A pesar de sus edades avanzadas (entre 77 y 109 años), casi ninguna padecía Alzheimer. ¿El secreto? Una combinación de actividad física, sueño reparador, estimulación cognitiva y un fuerte apoyo social dentro de la comunidad.
Qué es la reserva cognitiva
Es un concepto clave para entender cómo el cerebro puede resistir el deterioro. Según Redolar, las monjas del estudio tenían cerebros con signos patológicos de Alzheimer (como acumulación de proteínas), pero no manifestaban síntomas en vida gracias a sus hábitos saludables.
“Si hacés ejercicio, dormís bien, mantenés tu mente activa y contás con apoyo social, vas generando una reserva que amortigua los efectos de enfermedades neurodegenerativas”, explica Redolar.
Un cerebro sorprendente
El funcionamiento del cerebro sigue siendo un misterio en muchos aspectos. Redolar confiesa que lo que más lo fascina es la memoria: “¿Cómo un conjunto de neuronas puede almacenar y recuperar información? A pesar de los avances, nos queda mucho por descubrir sobre este proceso”.
Lo que sí sabemos es que cuidar nuestro cerebro es una inversión a largo plazo. Incorporá estos cuatro hábitos en tu vida diaria y disfrutá de los beneficios de un cerebro más sano y funcional.