La victoria del FC Barcelona en las semifinales de la Supercopa ante el Athletic Club en Yeda fue un bálsamo para el club azulgrana y un soplo de aire fresco para una plantilla que necesitaba un refuerzo anímico después de una semana muy complicada por el caso de las inscripciones de Olmo y Pau Víctor.
En mitad de la tormenta y con la posterior decisión del CSD de otorgar finalmente la cautelar al club azulgrana para inscribir a ambos jugadores antes del partido, los de Hansi Flick se regalaron la alegría de pasar a la gran final del torneo en una noche que provocó una explosión de euforia desmedida en la expedición culé, liderada por el presidente Joan Laporta.
Menos de 24 horas después de lograr el billete para el duelo del domingo, el equipo azulgrana llevó a cabo una sesión de entrenamiento a puerta cerrada con los suplentes de ayer ante el Athletic en un campo anexo al King Abdullah Stadium, a pocos metros del escenario de la segunda semifinal, donde esta noche se definirá el rival del conjunto culé entre Real Madrid y Mallorca para el partido decisivo.
Aunque hubo cierta alarma por sus sustituciones, no hay preocupación en el Barça por el estado físico de Lamine Yamal, Gavi y Lewandowski para el domingo. Sus cambios ante el Athletic fueron simple precaución para evitar más carga física a los canteranos y cuidar al polaco, que salió cojeando del estadio con una leve contusión que no le impedirá estar con el equipo. Como todos los titulares en semifinales, los tres se quedaron en el hotel haciendo trabajo de recuperación.
Un secreto a voces y el escollo del Mallorca
Mientras el Barça entrenaba, Madrid y Mallorca disfrutaban en el hotel de los últimos momentos antes de salir hacia el estadio a tan solo unas horas del arranque la segunda semifinal del torneo en el duelo entre el vigente campeón de Liga y subcampeón de Copa.
Aunque ni la organización ni la Federación lo quieran decir a viva voz, es un secreto a voces compartido por todos, también por los aficionados locales: se espera y desea un clásico en la final del domingo que ayudaría a llenar los asientos del King Abdullah y proyectar una vez más a nivel mundial la imagen de Yeda y Arabia Saudí como una sede de referencia para grandes eventos deportivos.
El Mallorca, invitado de piedra a esta fiesta como ayer lo fue el Athletic, ya amargó el debut liguero de Mbappé en Son Moix con un empate 1-1 y los de Arrasate prometen no ponérselo fácil al equipo de Carlo Ancelotti. Los blancos deberán sobreponerse a una previa en la que la sanción del Comité de Disciplina a Vinícius (que no le impedirá jugar la Supercopa) ha sido el foco de atención por delante de lo futbolístico.
El conjunto balear es el único escollo en el camino hacia ese soñado Barça-Madrid, un clásico en el horizonte por el que aquí en Yeda cruzan todos los dedos.