Cada vez más centros educativos de Córdoba están transformando su forma de enseñar, incorporando la educación ambiental como un pilar fundamental de su metodología. A través del programa de ecoescuelas, numerosos colegios han adoptado estrategias para concienciar a sus alumnos sobre la importancia de la sostenibilidad, promoviendo el respeto por el medio ambiente y fomentando hábitos responsables en toda la comunidad educativa.
Dos ejemplos de este propósito son el CEIP Teresa de Comino de Villafranca y el CEIP Alfredo-Gil, de Peñarroya-Pueblonuevo, que han desarrollado proyectos innovadores con gran impacto en su alumnado y su entorno.
El CEIP Teresa de Comino comenzó su andadura como ecoescuela hace cuatro cursos, dentro del Programa de Educación Ambiental Aldea, con proyectos como el Ecohuerto y Recapacicla. Sin embargo, el compromiso del alumnado, las familias y el profesorado llevó al centro a dar un paso más allá. «Decidimos transformar nuestro centro en una ecoescuela con el objetivo de cambiar nuestro entorno de manera sostenible», explica Carmen Frutos, coordinadora del programa.
Desde entonces, el centro ha promovido la participación activa de los estudiantes, a través del comité ambiental, donde se toman decisiones sobre acciones concretas para mejorar el entorno escolar.
«La metodología de investigación-acción les permite realizar una sensibilización, conocimiento, aprendizaje y puesta en marcha de acciones encaminadas a la mejora del entorno», añade Carmen Frutos. Además, forman parte del programa CIMA, que fomenta hábitos de vida saludables y educación para la ‘circularidad’ mediante su huerto escolar y actividades de reciclaje.
Recuperación de espacios
El CEIP Alfredo Gil, por su parte, inició su proyecto de ecoescuela con la recuperación de un espacio en desuso, transformándolo en huerto escolar y un jardín botánico que representa a Andalucía con plantas autóctonas de cada provincia. «Lo que empezó como una simple limpieza y habitabilidad del entorno se ha convertido en la realidad física de varios proyectos», señala Rafael Montserrat, director del colegio.
Sostenibilidad
El centro ha ampliado su compromiso con la sostenibilidad a través del programa Un cole sostenible, integrando actividades como la creación de semilleros, talleres de reciclaje y la instalación de contenedores de pilas. La implicación de las familias ha sido clave en este proceso «Su colaboración es fundamental, debido al conocimiento y la importancia de proteger el entorno medioambiental», destaca el director.
El impacto en los estudiantes ha sido evidente en su comportamiento y conciencia ambiental. Además, el trabajo en equipo y la responsabilidad han sido pilares fundamentales del proceso. «Por las propias características del proyecto, se presta al trabajo colectivo, a la responsabilidad y al compromiso. De otra forma no se concibe la obtención de resultados», concluye el director.
Estos colegios, son dos claros ejemplos de los muchos centros educativos en Córdoba que han apostado por la concienciación y la sostenibilidad. Su esfuerzo demuestra que la educación ambiental no solo es posible, sino necesaria, y que su impacto va más allá del aula, contribuyendo a la formación de ciudadanos responsables y comprometidos.