sábado, 8 febrero, 2025
InicioSociedad"Si no acelero, éramos tres los muertos": el relato del amigo que...

«Si no acelero, éramos tres los muertos»: el relato del amigo que manejaba cuando policías de civil acribillaron a Matías en Mar del Plata

Emanuel tiene la marca de un balazo en la espalda, del lado derecho a la altura del pulmón, una quemadura que todavía le arde. Dice que la bala que lo alcanzó a él cuando conducía su Fiat Palio es una de las que lo atravesaron a su amigo Matías Paredes, que viajaba en el asiento trasero y que no sobrevivió al intempestivo ataque de policías de civil, que los acribillaron. Lo cuenta en el velatorio de su amigo, y deduce: «Yo también podría estar ahí», indicando con el mentón el lugar donde está el féretro.

«Si no acelero, éramos tres los muertos. ¿Y qué iba a hacer? Nos seguía una camioneta, cuando paro en el semáforo nos atraviesan un Bora, bajan dos tipos enfierrados, y aceleré. Ahí nomás empezaron los tiros. Ni sé cuántos tiraron. Después veía por el espejo a uno que seguía tirando con el cuerpo afuera del auto, una locura», narra a Clarín el momento en que los policías -que no se identificaron como tales- les dispararon con sus armas reglamentarias.

La herida en la espalda de Emanuel Astate, que tiene 25 años y lo conocía a Matías desde jardín de infantes, se la dejó un proyectil 9 milímetros, «no una bala de goma, como dijeron», aclara.

Cuenta el joven que apenas aceleró para esquivar el VW Bora y oyó los balazos, sintió un ardor en la espalda. «Acelerá, acelerá, me decía mi amigo que estaba al lado mío. Matías venía atrás, medio se agachó y como seguían tirando recién paré cuando nos cruzaron un patrullero: sintieron los tiros y nos vienen a cuidar, a protegernos, pensé, y no, eran todos los mismos».

Circula un video que respalda la versión de los jóvenes, la encerrona de los policías, tres en una Ford Ecosport negra que no tenía chapa patente y dos en un VW Bora gris, y revela la ferocidad con que actuaron, tirando a matar.

Emanuel muestra la herida que le dejó una de las balas que mató a Matías Paredes, asesinado por policias civil en Mar del Plata. Foto: Diego Izquierdo

Cuando Emanuel al fin frenó, los policías los bajaron del auto a él y a su acompañante, y los pusieron de manos contra el capó de la patrulla. «No nos dejaban ir a ver a Pitu, que no bajaba. Y enseguida vimos que ellos se acercaban al auto, se asomaban y se agarraban la cabeza. Sabían la que se habían mandado. Mataron a un pibe re bueno».

Horacio Paredes, papá de Matías, tiene un vendaje casero en la muñeca izquierda: «Me lo hice peleando con los canas, no me dejaban bajarlo del auto a mi hijo, ni siquiera verlo. Pero lo bajé, probrecito». El muchacho ya había muerto: recibió cuatro tiros, una de las balas le perforó el pecho.

Es el tercer hijo que pierde Horacio. Hace 14 años falleció a causa de un infarto Gustavo, y en 2019, Hernán se electrocutó en una obra. Los Paredes son una familia que trabaja en la construcción. Matías era el más chico de siete hermanos, es papá de Ambar, una nena de 3 años y trabajaba con su padre haciendo losas de hormigón: «A este me lo mató la Policía -dice el hombre mientras se frota los ojos-, no va a quedar así».

Horacio Paredes, de remera amarilla, carga el ferétro con el cuerpo de su hija Matías, asesinado por policías de civil en Mar del Plata. Foto: Diego Izquierdo

Su mujer, María Helena, se descompensó y debió ser asistida por los médicos de la ambulancia que permaneció estacionada frente a la funeraria Oliva, a un kilómetro donde Matías fue asesinado, en la esquina de Polonia y Fortunato de la Plaza (Av.39).

«Me enteré y fuí. Yo estaba cuando buscaban las vainas, encontraron siete, ocho», comenta Alberto, el mayor de los hermanos. «Se equivocaron feo, somos gente de trabajo». Es uno de los pocos que no lleva puesta la camiseta azul con ribetes blancos de Alvarado, «El Torito», club del que Matías era fana y que en la tarde del miércoles presentó plantel y nueva camiseta en un boliche sobre la avenida Constitución.

Allí habían estado Matías y sus amigos. El había pedido prestado algo de dinero para pagarse la entrada. A la vuelta, se juntaron en casa de un amigo, Matías también.

Video

Así mataron a Matías Paredes en Mar del Plata

Pasada la una de la mañana del jueves, salieron a buscar un mazo de naipes a la casa de Emanuel. En el camino, cuando habían hecho apenas cinco cuadras, los interceptaron los que para ellos eran ladrones, no policías.

Los tres amigos en el coche vestían la camiseta de fútbol, y en ese dato los policías que dispararon encuentran una excusa sin mucho sustento: buscaban a «El Guachín», Cristian Monje, el asesino del kiosquero Cristian Velázquez (50), muerto el lunes en un asalto. Ocurre que el criminal tenía puesta una camiseta del mismo club.

Como esa, queda por analizar la veracidad de la explicación que le dieron los agentes al fiscal Alejandro Pellegrinelli: que al detener el auto, en ese instante, vieron el reflejo de un arma plateada, y que por eso abrieron fuego. Pero los peritos no encontraron ningún arma en el Palio rojo de Emanuel, que tiene los agujeros de bala en la tapa del portón trasero.

María Helena, la mamá de Matías Paredes, el joven de 26 años asesinado por policías de civil en Mar del Plata, durante el velatorio de este viernes. Foto: Diego Izquierdo

Unas doscientas personas se acercaron a la casa funeraria, algunos buscaban refugiarse del sol del mediodía en los toldos que dan a la avenida Polonia. Hinchas de Alvarado («no están acá porque el era hincha, no, vinieron porque lo conocían: Pitu era un pibe sano, muy querido», dice su hermano Cristian), con autos y motos cruzados en el asfalto, cortaron la avenida. No se ve un policía. Aunque hay enojo, fastidio y de lejos el clima puede parecer hostil, es todo lo contrario: «Gracias por venir», reciben a los periodistas. «Acompáñennos».

Emanuel entraba y salía de la pequeña sala, de a momentos se quebraba y se abrazaba a su novia buscando consuelo. Sonó alguna bomba de estruendo y aplausos cuando afuera supieron que iban a cerrar el féretro, donde depositaron una camiseta y una lata de cerveza helada: «Para que se la lleve -explica un amigo con los ojos llorosos-, el Pitu siempre tenía una latita en la mano». Horacio, el papá de Matías, en un susurro casi, le jura: «No te vamos a olvidar, hijo, y a los policías que te mataron, tampoco».

Unas 200 personas se acercaron a despedir a Matías Paredes, asesinado por policias civil en Mar del Plata Foto: Diego Izquierdo

SC

Más Noticias