La intensa rivalidad global por controlar espacios oceánicos y sus rutas comerciales y estratégicas tiene a Estados Unidos y a la República Popular China como principales contrincantes. La proyección de esa rivalidad al continente americano convierte al Canal de Panamá, al Golfo de México y al Atlántico Sur en áreas sensibles. Argentina, por su condición de país marítimo, no puede permanecer ajena a esa gran disputa mundial que caracteriza al siglo XXI.
El escenario internacional nos motiva a recordar al contraalmirante estadounidense Alfred Thayer Mahan y al vicealmirante argentino Segundo Storni, quienes se esforzaron por convertir a sus respectivos países en naciones marítimas prósperas y poderosas.
El contraalmirante Alfred Thayer Mahan (1840-1914) fue uno de los grandes teóricos del poder naval. Contribuyó a transformar a Estados Unidos en potencia naval y mundial, lo cual se inició con la victoria en la guerra contra España (1898), que permitió obtener las estratégicas islas de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, y así proyectar el poder estadounidense en el Mar Caribe y el océano Pacífico.
Para Mahan, la supremacía marítima y una marina de guerra poderosa eran requisitos esenciales para convertir a un país en potencia. Promovió la formación de un gran poder naval; la existencia de un próspero comercio exterior; la creación de una sólida marina mercante; el dominio de rutas marítimas y posiciones estratégicas y la posesión de bases navales en el exterior. Según él, la marina de guerra debía apoyar a la marina mercante; proteger el comercio exterior; dominar rutas comerciales y estratégicas; mostrar prestigio y poder y actuar como herramienta de la política exterior.
Mahan impulsó con entusiasmo la construcción del Canal de Panamá y el predominio en el Golfo de México y el Caribe, ideas que desarrolló en su libro El Golfo de México y las aguas interiores (1883) y en varias conferencias, dictadas entre 1887 y 1911.
Al asumir nuevamente como presidente, Donald Trump resaltó iniciativas que recuerdan ideas de Mahan: convertir al Golfo de México en el Golfo de Estados Unidos y recuperar el Canal de Panamá para contener la presencia comercial, económica y estratégica de China. También reivindicó al presidente William McKinley (1897-1901), cuyos dos gobiernos estuvieron marcados por la intensa acción de Mahan, por el triunfo contra España y por la expansión económica y comercial en el Pacífico a través de la Política de Puerta Abierta en China.
El vicealmirante Segundo Storni (1876-1954), partidario de las ideas del contraalmirante Mahan, fue un precursor de los intereses marítimos argentinos y defensor de Argentina como país marítimo. Promovió la protección de rutas marítimas; la expansión del comercio exterior; la formación de una marina mercante; la construcción de puertos; el fomento de la industria naval y la explotación pesquera. Además, fue un precursor del conocimiento y la explotación económica de la plataforma continental. Destacó al mar como “vehículo y sostén de la fortuna y de la gloria” del país.
Storni consideró a las producciones, los transportes y los mercados como columnas del poder naval, cuya misión era asegurar rutas comerciales, proteger puertos y “garantizar la permanencia y la inmunidad de ese factor esencial a la vida de la Nación que es el intercambio marítimo”. También era partidario de una marina de guerra moderna, con personal altamente capacitado y acorde a la realidad del país. Para defender nuestro litoral marítimo propuso un programa de bases navales apoyadas por submarinos, aviones y minas submarinas.
Las ideas del vicealmirante Storni podrían constituir útiles referencias para el presidente Javier Milei en materia de desarrollo económico y política de defensa: fortalecer la vigilancia y protección de nuestros espacios marítimos del Atlántico Sur. Milei, de estrecha sintonía política y filosófica con Donald Trump, ha reivindicado -en distintas ocasiones- al dos veces presidente general Julio Argentino Roca, contemporáneo del contraalmirante Mahan y del presidente McKinley.
En un mundo donde la competencia por los océanos define las políticas de poder, las ideas del contraalmirante Mahan y del vicealmirante Storni no solo siguen vigentes, sino que constituyen un faro para las políticas de Donald Trump y Javier Milei. Sus visiones sobre la supremacía marítima, el desarrollo económico y la defensa nacional pueden marcar el rumbo en tiempos de incertidumbre global. En definitiva, la historia nos recuerda que quienes controlan los océanos, terminan influyendo, de una u otra forma, en el destino de las naciones.
*Magíster en Defensa Nacional y profesor de Historia de UADE