El tren de borrascas que ha atravesado a Andalucía ha puesto fecha de caducidad a las restricciones al abastecimiento de agua que aún existen en una parte de la comunidad autónoma. Este mes se reunirán los comités de sequía de las tres demarcaciones que dependen de la comunidad autónoma (Tinto-Odiel-Piedras, Guadalete-Barbate y Cuencas Mediterráneas), las únicas donde aún existen limitaciones de suministro para algunas zonas. Los datos con los que parte la Junta de Andalucía para afrontar estas sesiones llevan al consejero de Agricultura y Agua, Ramón Fernández-Pacheco, a anunciar que habrá «importantes flexibilizaciones».
Sin embargo, el Gobierno andaluz se resiste a dar por finalizada la sequía. De hecho, plantea esta etapa como si fuera un paréntesis, una etapa positiva que invita al optimismo pero con matices. En primer lugar, porque no hay certeza de si tras estas lluvias vendrá otra etapa de meses de sequía como ocurrió en años anteriores. En segundo lugar, porque no en todos los territorios se han alcanzado los niveles de reservas necesarios. Y en tercer lugar porque la falta de infraestructuras claves impide que se haya podido aprovechar lo suficiente el agua que caída y que haya una buena parte que se haya perdido por tener capacidad de embalse suficiente. Por eso, habrá flexibilización de restricciones, acabarán en algunos puntos como la Costa del Sol o parte de Cádiz. Pero es posible que siga habiendo algunas limitaciones en determinados puntos.
Una sequía «estructural»
La primera clave es la más importante. «No vamos a bajar los brazos, hay que seguir trabajando como si no hubiera caído ni una gota de agua», explicó el consejero Fernández-Pacheco, quien subrayó que aunque en estos momentos hayan aumentado las reservas de agua hasta su mayor nivel en cinco años, la sequía es estructural por el cambio climático y en cualquier momento se puede encadenar un periodo de sequía como el de los años 2022 y 2023. De ahí las llamadas a la prudencia y la resistencia de la Junta de Andalucía a cambiar el paso o a reducir todos los planes activados por la sequía.
En segundo lugar, por las graves diferencias territoriales. La mitad de Andalucía que depende de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) en la práctica no aplicaba restricciones al abastecimiento debido a que se ha mantenido con niveles altos de reservas especialmente desde la primavera de 2024. En estos momentos, están al 56%, lo que supone su mejor nivel desde la pandemia.
Dentro de esta Confederación hay casos especialmente significativos como Sevilla que tiene en estos momentos todos sus embalses casi al 100%, por lo que está al máximo de su capacidad, lo mismo que Huelva, que está al 93%. Sin embargo, los porcentajes son inferiores en el caso de Córdoba o Jaén, que están en torno al 50%. En cualquier caso, toda la cuenca tiene garantizada agua para los próximos años.
Sin embargo, la otra mitad que depende de la Junta de Andalucía, ha pasado años en niveles muy bajos que obligaron a establecer medidas restrictivas que se mantuvieron incluso después de la llegada de la dana. La realidad es que las lluvias de 2024 y principios de 2025 no tuvieron el efecto necesario sobre las cuencas de Guadalete-Barbate, Cuencas Mediterráneas o Tinto-Odiel-Piedras.
Ahora, la situación ha cambiado. El tren de borrascas ha dejado la cuenca mediterránea al 49%, Guadalete-Barbate al 48% Tinto-Odiel-Piedras al 69%. Es decir, en términos generales están en su mejor momento en años, por lo que la previsión es que en los próximos comités de sequía se acuerde la eliminación de las restricciones en zonas como Huelva, la Costa del Sol o parte de la provincia de Cádiz. De hecho, hay embalses al 100%,que por primera vez en mucho tiempo, son ahora un problema por la necesidad de ejecutar desembalses: como Casasola o Guadalhorce.
Habrá zonas con limitaciones
No obstante, habrá zonas que seguirán con limitaciones. La explicación es que sigue habiendo partes de Andalucía que han conseguido acumular muy poca agua en este tren de borrasca. La situación más extrema se produce en Almería, que se mantiene con un 10% de sus reservas pese a las lluvias. Pero hay situaciones similares en una parte de las provincias de Cádiz o Málaga. Por eso aunque se flexibilicen las restricciones es probable que no desaparezcan por completo.
Por último, hay un tercer factor. Este tren de borrascas ha vuelto a pillar a Andalucía sin infraestructuras claves. Sobre todo las tres presas estratégicas: Alcolea, Gibralmedina y Cerro Blanco. Según las estimaciones del Gobierno andaluz con las precipitaciones caídas en las últimas dos semanas en esas dos zonas se habrían llenado por completo incrementando las reservas de agua disponibles en la zona. Por ejemplo, Alcolea, la que está más cerca de desbloquearse, tiene una capacidad de 230 hectómetros cúbicos y, sin embargo, ha recibido 336 hectómetros cúbicos por las lluvias.
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Estas presas, además, como subraya Fernández-Pacheco hubieran supuesto una medida de protección ante la formación de avenidas, origen de inundaciones en distintas zonas de Andalucía. Aún quedan muchos años para que sean una realidad, pero el objetivo de Junta y Ministerio es que estas lluvias no rebajen la presión y que se ejecuten para que puedan estar listas y contribuir al próximo periodo de sequía.