Flor de despelote el que se armó entre Racing y River por la mudanza de Maxi Salas de Avellaneda a Núñez. Cuando se establecieron los contratos con cláusula de rescisión, se fortaleció la autonomía de los jugadores para decidir dónde quieren jugar. A la vez, se debilitó el patrimonio de los clubes: cuando un futbolista crece por encima de su cotización acordada, no tienen cómo impedir que se vaya.
Por eso, las dirigencias apelan a supuestos “acuerdos de caballeros”, nunca escritos, para no pisarse el poncho entre ellos. Acuerdos de los que, valga la reiteración, históricamente pocos se acuerdan cuando no les conviene (en los años 70 existía algo parecido con el que no renovaba contrato y recibía un 20% de aumento para quedar libre y dueño de su ficha).
Es toda una ingenuidad suponer que esos pactos van a cumplirse entre tipos que viven soplándose jugadores y técnicos unos a otros. Acá, en particular, Diego Milito denuncia una falta al honor personal, porque asegura que los dirigentes de River le aseguraron que no iban a ejecutar la cláusula.
Suponemos que habrá pronta réplica, aunque los que andan por los pasillos del Monumental ya tienen la otra versión: que lo que le dijeron es que iban a «tratar de no llegar al extremo» de la cláusula. Suena bastante distinto a dar la palabra de que no lo harán. Está más cerca de negociemos porque si no, me lo puedo llevar igual.
También se puso en entredicho que un DT llame a un jugador que está en otro lado para llevárselo. Marcelo Gallardo reivindicó ese método y Milito dijo que sabía que Gallardo lo hacía y que “no es el único”, pero que no está bien y él no lo haría. Discusión abierta.
Un intangible que está en juego también es que para Racing no es fácil digerir que con el esfuerzo que se hizo para reponer al club donde hoy está, campeón vigente de la Sudamericana, una de sus figuras haya elegido irse no al Real Madrid, sino a River, que en el pronóstico de más de uno es menos candidato a pelear la Libertadores que el equipo donde jugaba hasta el sábado pasado.
Sonrisas, en otros tiempos. Milito dice que no es amigo de Gallardo (Prensa Racing).
Milito con Brito y Stefano Di Carlo, a los que acusa (Prensa River).
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