La invasión rusa en Ucrania y el genocidio israelí en Gaza son dos de los más graves conflictos actuales, cuyas consecuencias en términos de vidas humanas son devastadores. Entre los que sobreviven, en especial entre los niños, las consecuencias de vivir bajo un infierno son devastadoras también a nivel psicológico, en clave de salud mental. Lo alertan todos los que pisan en terreno y lo describen los propios protagonistas.
Los niños de Gaza: inseguridad constante
Los bombardeos constantes en Gaza tienen un impacto devastador. «Gaza tiene una diferencia sustantiva respecto a Ucrania o Sudán. Normalmente la población puede desplazarse. Es traumático, dejas tu casa, tu terreno de juego, tu raíz, pero al menos te puedes ir a un lugar seguro. En Gaza, no. Estos niños llevan más de seis meses escuchando bombardeos todos los días, han tenido que dejar su hogar una vez y volverse a desplazar hasta cuatro veces. Tienen una sensación continua de inseguridad. Sienten que nadie les puede proteger, que sus padres y madres ya no van a poder hacer nada. Esto tiene un impacto durísimo», nos decía hace más de un año Chema Vera, responsable ejecutivo de Unicef en España. Vera subraya que «el sentido de seguridad es crucial para la vida«.
Miedo, ira, venganza… y esperanza
En Gaza, en Palestina, el genocidio perpetrado por el gobierno de Israel pone en juego emociones primarias. Omar El Akkad, periodidsta y escritor de origen egipcio, las pone encima de la mesa, las denuncia, las transforma en un puñetazo encima de la mesa, en su libro «‘Algún dia todo el mundo habrá querido estar siempre en contra‘ / ‘Algun dia tothom hi haurà estat sempre en contra’ (Libros del Kultrum / L’Altra). En este ensayo hallamos reflexiones como: «El miedo esconde la necesidad de provocarlo».
El miedo esconde la necesidad de provocarlo
Omar El Akkad
— Periodista y escritor
Y también motivos para la esperanza: «No cuesta tanto de creer, incluso en las peores situaciones, que la valentía es el contagio más potente. Que son más los comprometidos con la solidaridad que los que lo están con la aniquilación».
¿Cómo vive el exilio una niña ucraniana?
Marc Darriba ha hablado con familias ucranianas exiliadas, en este largo y terrible conflicto iniciado por la invasión rusa. Los niños y las niñas determinan su identidad y su seguridad al vivir la guerra y el exilio. A los problemas emocionales hay que añadir dificultades burocráticas, el acceso a la vivienda y las diferencias culturales, entre otros.“Muchas familias llegan con la idea de que podrán regresar pronto, pero con el tiempo se dan cuenta de que tienen que empezar de cero.
Después de tres años siguen aquí intentando reconstruir su vida. Es un proceso largo y muy duro emocionalmente
Nanda Aixendri
— Vecina de Amposta que ha acogido a una familia refugiada de Ucrania
Nosotros ya acogíamos a Ruslana en verano y en Navidad. Cuando acogimos a su madre y al resto de su familia, la madre pensaba que sería por poco tiempo, pero la realidad es que después de tres años siguen aquí intentando reconstruir su vida. Es un proceso largo y muy duro emocionalmente”, explica Nanda Aixendri, vecina de Amposta que ha acogido a una familia refugiada.
Dominar el miedo
Nada mejor que una periodista experta en la cobertura informativa de numerosas guerras para hablar de cómo gestionar los miedos. Los de la guerra y también los cotidianos. «Cuando nos encontramos una situación de amenaza, contamos con la capacidad de pensar como no lo hemos hecho nunca. Nuestra psique menta evalúa, juzga y actúa pensando en si realmente tenemos las herramientas o no para afrontar lo que se nos viene encima».
Cuando suba el enfado, la tristeza, para y piensa en lo importante y no en lo efímero. El enfado tiene solución, la muerte no
Mayte Carrasco
— Periodista y escritora
Pero (siempre hay algún pero) «la exposición prolongada a condiciones duras puede tener efectos perjudiciales sobre la salud física y mental», describe Mayte Carrasco en ‘Cómo superar el miedo en todas las trincheras de la vida’. Y recomienda: «Cuando suba el enfado, la tristeza, para y piensa en lo importante y no en lo efímero. El enfado tiene solución, la muerte no«. La periodista recuerda que el ser humano tiene una extraordinaria adaptabilidad y recomienda no temer al futuro sino fluir con él, evitando consumir información tóxica y «limpiar el disco duro de imágenes superfluas«.