En el estadio José Amalfitani de Liniers, Los Pumas escribieron una página histórica al vencer por 29-23 a los All Blacks, logrando por primera vez una victoria frente a Nueva Zelanda en suelo argentino. El triunfo se vivió con un condimento especial: apenas una semana antes, el conjunto nacional había sufrido un duro revés en Córdoba, donde los neozelandeses se impusieron 41-24.
El arranque en Vélez fue intenso y equilibrado. Tomás Albornoz abrió el marcador con un penal que llenó de confianza a la tribuna local. Poco después, Juan Cruz Mallía estiró la ventaja con otra acción efectiva, aunque la visita reaccionó y consiguió revertir el tanteador antes del descanso.
En la segunda mitad, la reacción argentina fue contundente. Santiago Carreras se mostró preciso con el pie y aportó dos penales que devolvieron la ventaja a los Pumas. Luego, Gonzalo García apoyó un try vital que, con la conversión, consolidó la diferencia. El cierre del partido estuvo cargado de tensión, con un equipo nacional defendiendo con uñas y dientes cada metro hasta el pitazo final.
El festejo en Liniers fue la confirmación de un cambio de mentalidad. El equipo dirigido por Felipe Contepomi mostró carácter, disciplina y determinación para derribar un muro histórico frente a los All Blacks, dejando atrás la seguidilla de derrotas y aquel empate lejano de 1985 en el mismo escenario.