El estreno de Sergio Scariolo como entrenador ante su afición se producía ante una complicada pareja de baile, el todopoderoso Olympiakos. El italiano anda afianzando los automatismos de una plantilla donde aún falta un escolta. Después de no ganar la Supercopa y de estrenarse en la Euroliga con una derrota en Milan lastrados por su deficiente tiro exterior, los blancos se medían a uno de los ogros de la competición. Y los helenos confirmaron desde el inicio esa etiqueta. Tyler Dorsey se encargó, a golpe de triple, de poner por delante a los visitantes, que no fueron abajo en el marcador en ningún momento. El Real Madrid se desangraba en defensa ante la velocidad en la transición de los griegos y su acierto desde más allá del triple (7 de 8), lo que provocaba un (19-29) a la conclusión del primer cuarto que reflejaba lo ocurrido.
Agresividad y buen tiro
Subió la agresividad el Madrid en el inicio del segundo parcial, tanto en ataque como en defensa. Eso le permitió generar faltas y tiros libres en la pintura rival, además de rebajar la desventaja. Ward cogía el testigo de Dorsey y después Vesenkov tomaba el relevo al ex de París. La profundidad de banquillo de los helenos les hacía estirar las distancias cuando los de Scariolo, muchos más inspirados en el tiro exterior, se acercaban. Los blancos llegaron a ponerse a tiro de canasta varias veces, ganando el parcial por cuatro puntos y dejando el marcador (47-53) al descanso. Demasiados puntos recibidos para intentar doblegar a un equipo del potencial de Olympiakos.
En la reanudación los de Bartzokas rebajaban su inspiración desde el perímetro y un Madrid trabajador en la pintura aprovechaba los errores para mantenerse en el encuentro. Hasta el punto que a 5.36 para el final del tercer cuarto un inspirado Albalde puso por delante a los blancos por primera vez con un triple (62-61). Bruno se fajaba bien en la zona ante la ausencia de un Tavares al que mantenía sentado su tercera falta, pero los helenos se aferraban a los tiros libres en ataque y a una buena defensa para volver a estabilizar su ventaja en el electrónico hasta la conclusión de este parcial (64-69).
La defensa gana el partido
Un parcial de siete a cero ponía a los de Scariolo por delante (71-69) con Campazzo gobernando el partido y Garuba y Bruno dejándose la piel en la pintura. Deck sacaba petróleo en el poste bajo ante los aleros anotadores griegos, y en el coral blanco destacaban los dobles dígitos de Hezonja. Los griegos llegaban al ecuador del último cuarto sin haber anotado un punto y con cinco faltas personales cometidas. Así que el enorme esfuerzo defensivo de los de Scariolo, con mención especial a Krammer, tenía premio cada vez que sacaban falta acudiendo al tiro libre. La brecha se abría (80-73) y el final fue un goteo de faltas y tiros libres que llevó al Real Madrid de Scariolo a sumar su primera victoria en Euroliga (89-77), y la primera en esta nueva temporada. Un triunfo con un parcial final de (20-8) en el último cuarto que da algo más de tregua al italiano.
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