Yo creo que toda la culpa de las irrupciones del fascismo en las sociedades avanzadas es el poco respeto y la visión interesada del poder de la partitocracia respecto de la democracia. Y claro, hay tanto ultraje de una a la otra que la gente se desengaña y dice: vamos a ver, si la democracia es una falacia, prefiero un sistema que, aunque me restringa o incluso anule derechos fundamentales, por lo menos lo hace de cara y a cambio me garantiza más seguridad colectiva e individual y me garantiza otros derechos que no son tan fundamentales, pero sí cruciales para vivir en paz. Y entonces los dictadores suben como la espuma en las urnas. ¡Qué contradicción! Miren, si no, la caradura de la partitocracia con este ejemplo ilustrativo: Francisco Camps fue un excelente presidente que además tenía empaque y magnetismo. Vamos, el tipo lo tenía todo para ser reelegido como el sol al amanecer. Entonces lo acusan de un delito para oscurecerlo, delito que en sí mismo era una tontería, pero aun así consiguen derrocarlo a nivel político y destruirlo a nivel social amén del sufrimiento familiar que ello conlleva. Pero claro, como la justicia es tan lenta la absolución sale cuando el mal no solo está hecho sino la rivalidad muerta. Aun así, como es un luchador incansable, el hombre quiere auto reivindicarse a la vez que volver a su pasión política en pro de la gente pensando que los suyos lo ayudarán. Pero, aunque pudiera volver a ser profeta en Valencia ya es maldito en su partido porque la realidad es que la partitocracia no se nutre de patrones de heroicidad sino de intereses innobles. Por eso dejan en ese puesto al colega Mazón, que no es que le regalaran un simple traje, sino que prefirió estar con una periodista apañá en un restaurante super caro pero pagado por el contribuyente para ofrecerle un proyecto para nada urgente mientras en su comunidad había un diluvio universal. Y ahí sigue su partido apoyándolo a viento y marea para maquillar un conducta intolerable que les perjudique en las urnas mientras el que puede arreglarles la papeleta ya no interesa porque mandaría a muchos a la puñetera calle.
*Abogado
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