viernes, 7 noviembre, 2025
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Donald Trump, el costo de instalar agenda

Cuando el centro está puesto en mantener la iniciativa política y no en gobernar, los costos pueden ser altos, y el peligro es pasar de la cumbre al abismo, sin escalas. Le pasa a Donald Trump, y le pasa también a Javier Milei, que hacen del grito, el insulto y la visibilidad mediática sus únicos argumentos políticos.

Y esta semana Trump sufrió un duro golpe con la elección del nuevo alcalde de Nueva York, un joven de 34 años, socialista, musulmán e inmigrante. Su nombre es Zohran Mamdani, nació en Kampala, capital de Uganda, y llegó a Estados Unidos con 7 años.

Mamdani hizo muchas propuestas progresistas que lo llevaron a obtener casi el 51 por ciento de los votos, contra el 40 por ciento del ex alcalde Andrew Cuomo. De hecho, el presidente Trump había jugado fuerte en contra de Mamdani, diciendo que era un “comunista inepto” y que le recortaría los fondos federales que le corresponden. También dijo que el nuevo alcalde odia a los judíos, por haberse animado a criticar al Estado de Israel por las masacres de palestinos.

Al mismo tiempo, el cierre del gobierno y el recorte de los programas de asistencia alimentaria (SNP) hacen que este mes, 42 millones de estadounidenses se queden sin los vales de comida que los ayudaba a sobrevivier, en una economía marcada por la inflación y por la desaceleración de la actividad. Por lo tanto, menos trabajo y costo de vida más caro, sin la asistencia que había.

En ese contexto, aparece Mamdani como su antítesis, y anunció en campaña:

-Boleto de transporte urbano gratuito para residentes en la ciudad.

-Cuidado infantil universal para todos los padres y madres de niños de 2 a 5 años.

-Viviendas sociales con un tope que regule los alquileres en la ciudad.

-Supermercados estatales que vendan a bajo precio los productos esenciales.

-Salario mínimo de 30 dólares por hora.

Sus detractores lo llaman populista y demagogo, y le exigen decir de dónde sacará los fondos para esos “gastos”. Él repite que no son gastos sino inversión social y que la va a financiar con impuestos del 2 por ciento a quienes ganen más de un millón de dólares al año y a las grandes corporaciones. Así, espera recaudar unos 9 mil millones de dólares al año.

Trump estuvo el miércoles en Miami, participando del American Business Forum, adonde también estuvieron Leonel Messi y Javier Milei. Aunque el presidente argentino no pudo conseguir ninguna de las fotos que buscaba con ellos, no se privó de elogiar a su amigo Trump y criticar a Mamdani, analizando la elección de Nueva York en clave argentina: “El kirchnerismo es una de las sucursales del socialismo siglo XXI y que en algunos lugares de la Costa Este ha entrado. Se disfrazan de corderos y son peores que los lobos”.

Más allá de las habituales diatribas, insultos, fantasmas de comunismo y elogios al capitalismo, Milei batió todos sus propios récords y llegó a cuestionar la esencia misma del concepto de Derechos Humanos: “No tenemos en esta vida derechos naturales más allá del derecho de ser dueños del sudor de nuestra frente”.

Necesitamos una guerra, o casi

Luego de coquetear durante semanas con la posibilidad de invadir Colombia y Venezuela, con la excusa del narcotráfico, esta semana Trump giró inesperadamente hacia África, más concretamente amenazando a Nigeria. De golpe, el presidente norteamericano disparó: “Si el gobierno de Nigeria sigue permitiendo el asesinato de cristianos, Estados Unidos suspenderá la ayuda militar y entrará a ese país desacreditado con las armas en la mano, para eliminar por completo a los terroristas islámicos”. Desmenucemos esa declaración: “Si el gobierno de Nigeria sigue permitiendo el asesinato de cristianos, Estados Unidos suspenderá la ayuda militar” (si fuera tan grave la situación, ¿por qué no suspendió ya esa ayuda?); “entrará a ese país desacreditado” (miren quién habla de descrédito, ya nadie cree o toma en serio las declaraciones de Trump); y “eliminar por completo a los terroristas islámicos” (más de lo mismo, generar el sentido común prejuicioso del “terrorista islámico” y encarar los temas de geopolítica como temas religiosos o parte de una guerra santa).

Tan es así, que la reacción en Nigeria fue la unión de líderes musulmanes y cristianos para rechazar las amenazas de Trump. En realidad, sí es cierto que hay conflictos, y algunos serios, en Nigeria y en otros países africanos. Conflictos religiosos, conflictos étnicos, conflictos culturales, y desde hace mucho. De vez en cuando, Occidente descubre alguno de ellos y todos nos escandalizamos cuando los medios hegemónicos muestran los conflictos como si fuera un show o una película. Pero lo cierto es que todos los conflictos en África son derivados por el colonialismo europeo, que dividió pueblos en distintas entidades coloniales (hoy Estados independientes) y en otros casos juntó a pueblos rivales en la misma entidad. Los resultados están a la vista.

Además, y muy importante: Nigeria es el principal productor de petróleo de África, y allí se puede buscar la verdadera explicación para la inquietud de Trump. Porque hay otros conflictos y otras matanzas en otros países, pero como no tienen recursos naturales apetecibles, ni Estados Unidos ni nadie dice nada. Además de petróleo, Nigeria es un gran productor de oro y de uranio, fundamental para la industria nuclear, tanto pacífica como bélica.

Boko Haram, el grupo terrorista de impronta islámica que actúa en Nigeria, fue conocido mundialmente hace unos 10 años por secuestrar cientos de niñas de colegios católicos. Juró lealtad en 2014 al Estado Islámico, y como ese grupo terrorista, había sido armado y financiado justamente por… Estados Unidos.

Lo último de la semana fue el anuncio de Trump de que reanudará pruebas con su arsenal atómico, lo que generó una respuesta por parte del presidente de Rusia, Vladimir Putin: “La respuesta será la adecuada”. Su jefe de Estado Mayor, Valery Guerásimov, agregó: “El chantaje nuclear sigue siendo parte de la política exterior estadounidense”.

Donald Trump se centra, por ahora, en no perder la iniciativa política, instalando temas, sobre todo bélicos, amenazando aquí y allá. Lo necesita para camuflar su falta de gestión y las malas políticas que llevan a su propio pueblo a mal vivir. La pregunta es: ¿hasta cuándo le funcionará? ¿En qué momento su propio pueblo no se engañará más o en qué momento, de tanto jugar con fuego, incendiará el mundo?

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