La revelación de la hora de la salida del aparcamiento de la periodista que comió con Carlos Mazón el 29-O, a partir de las 19.47 horas de la tarde de aquel día, reordena la cronología conocida de aquella tarde, cuestiona versiones previas de ambas partes y deja algún interrogante abierto. La información sustancial es que el president llegó al Palau de la Generalitat valenciana mucho después de la última versión que ofreció, cuando defendía que se marchó directamente del Ventorro a la sede del autogobierno valenciano.
En este año desde la dana, los cambios de versión han sido constantes. El 8 de noviembre, días después de la catástrofe, trascendió que el president estuvo ese mediodía con Maribel Vilaplana. La versión oficial, hasta ese momento, era que Mazón había salido a comer pero que a las 17 horas estaba trabajando en el Palau. Tras conocerse la noticia, El Palau aseguró que Mazón “tras acabar el encuentro llegó a las 18 horas al Palau de la Generalitat, desde donde continuó siendo informado puntualmente junto a su gabinete de la evolución de la situación”.
«¿Cuándo he mentido yo?»
Fue la primera de muchas mentiras en torno a aquella comida, que se mantuvieron durante meses. En esa misma información, el Palau aseguraba que el president “se desplazó hasta el centro de mando de l’Eliana pasadas las 19 horas, para seguir in situ toda la situación”. Pasarían casi cuatro meses hasta que el propio Mazón, presionado por las diligencias que solicitaba la jueza de la dana sobre si «concurrió alguna autoridad al Cecopi» antes del envío del mensaje de alerta por la dana, reconociera que no llegó al Centro de Coordinación de Emergencias hasta las 20.28 horas. Preguntado por la mentira, respondió que “es un hecho fáctico que las 20.28 horas son ‘pasadas las 19 horas’. “¿Cuándo he mentido yo?”, se preguntó en una atención a los periodistas.
Esa revelación se dio a finales de febrero. El 5 de septiembre, la comunicadora, tras mucha presión de las redes sociales, ofreció una nueva versión, más concreta, de aquella jornada en una carta abierta remitida a los medios de comunicación. En ella, situaba la salida de El Ventorro entre las 18.30 y las 18.45 horas. “Esas interrupciones [en referencia a las llamadas que recibía el president], sumadas a la espera y a la despedida, demoraron también mi salida del restaurante, que se produjo finalmente entre las 18:30 y las 18:45”, explicaba la periodista. “Si te parece, ya lo dejamos”, le dijo el president, según reconocería ella en su posterior citación judicial.
La carta parecía insinuar que el ágape terminó ahí. Nada decía entonces del paseo posterior hasta el aparcamiento, noticia revelada por Levante-EMV en la edición del 26 de octubre, y de un encuentro que en realidad continuó durante bastantes minutos más. Un trayecto de diez minutos se demoró tres cuartos de hora. En concreto, según la información presentada por la empresa del aparcamiento a la jueza, el encuentro se prolongó prácticamente otra hora, ya con toda la comarca de l’Horta Sud siendo devorada por las aguas, y mientras seguía dilatándose el envío del Es Alert.
Entrada de El Ventorro, sin el cartel. / Eduardo Ripoll
En su declaración del pasado 3 de noviembre, Vilaplana vuelve a fijar en torno a las 18.45 horas el final de la comida, un extremo que confirma el dueño del restaurante. “Todavía alargaron entre que recogieron, salieron, todavía charlaron un poco. Ahí es donde viene la confusión del parking dichoso, recuerda salir del restaurante y seguir charlando. Ella quería que él asistiera a un partido de fútbol porque trabaja para el Levante”, recoge su declaración ante la jueza.
Según el relato, el president acompañó a Vilaplana hasta la puerta del aparcamiento Glorieta Paz que da a la entrada de Fundación Bancaixa, en la plaza Tetuán, a escasos tres minutos del restaurante. Allí siguen hablando un rato, mientras él también sigue pendiente del teléfono. Vilaplana, finalmente, baja sola a por su vehículo, declara. Pasarán entre 10 y 15 minutos desde que se despiden en la superficie hasta que sale con su vehículo. Ella, según su relato, bajó hasta la segunda planta, donde tenía el coche y el ticket dentro, aprovecha para apagar el ordenador bien, y hacer unas notas que se había quedado a medias, mira los whatsapp, y sube a pagar y salir.
La desconexión
El nuevo detalle horario hace encajar algunas piezas. Si el coche sale del aparcamiento después de las 19.47 horas, Mazón estuvo con Vilaplana aproximadamente hasta las 19.30/19.35 horas, más de cuatro horas y media de encuentro. También que, según el relato de Vilaplana, durante los 37 minutos de desconexión en que Mazón no atiende ni realiza llamadas (desde las 18.57 horas hasta las 19.34 horas), el president estaba en la calle charlando con la periodista, si es que no hay nuevos cambios de versión. Esa despedida, de hecho, parece encajar con el fin del ‘apagón’ del teléfono del president. La tercera, que su llegada al Palau coincidiría con el momento, cercano a las 20 horas, en que le sitúan diversas fuentes: dos horas después de la primera versión.
Esta última información, en todo, caso, mantiene algunas cuestiones en el aire. Mazón todavía no ha dado explicaciones sobre su salida del restaurante. Durante las entrevistas del Nou d’Octubre, el president en funciones mantuvo que desde el Ventorro se marchó directamente a pie hasta el Palau. En su comparecencia en el Congreso, de hecho, también esquivó el paso por el aparcamiento en una primera respuesta. Ahora, tanto el testimonio de Vilaplana ante la jueza como la concreción del tique confirman también que su marcha a la sede de Presidencia se dilató aproximadamente una hora.
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