lunes, 16 septiembre, 2024
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«Tenía dos balas, una para ella y otra para quien estuviera con ella», empieza el juicio por el crimen machista de Villanueva de Castellón

¿Accidente o asesinato premeditado? Esto es lo que deberá dirimir el jurado popular encargado de juzgar a Juan Salvador C. quien se enfrenta hasta a 30 años de cárcel por haber matado a su novia, Mónica Espínola, de un tiro en la cabeza en el chalet en el que residían en la localidad ribereña de Villanueva de Castellón en la madrugada del 6 de marzo de 2020. El juicio ha arrancado esta mañana en la Ciudad de la Justicia de Valencia.

Para el Ministerio Fiscal y la acusación particular la respuesta está clara: Juan Salvador, de 30 años en el momento de los hechos, llevaba un tiempo pensando en matar a Mónica, de 38, por los celos que sentía y porque, al parecer, ella había mostrado su intención de cortar la relación. Por estas razones, el acusado y autor confeso del crimen, decidió acabar con la vida de su pareja descerrajándole un tiro en la cabeza por la espalda con una pistola que, según la versión del propio encausado, había encontrado unas semanas antes en una vivienda abandonada cercana al chalé donde se produjeron los hechos, ubicado cerca de la urbanización Monteluna de Castellón.

Sin embargo, la defensa de Juan Salvador alega que todo fue un desafortunado accidente y que a las 4.20 horas del 6 de marzo, después de una noche en la que tanto la pareja como un amigo con el que compartían la vivienda (y excuñado del agresor) estuvieron consumiendo marihuana y speed, al acusado se le disparó la pistola que se encontraba manipulando en ese momento con tan mala suerte que la bala atravesó el cráneo de Mónica.

Por estos hechos, la fiscal solicita para el acusado 24 años de cárcel por asesinato con el agravante de parentesco y tres años por tenencia ilícita de armas. Además pide 10 años de libertad vigilada.

La acusación particular, que representa a los familiares de la fallecida entre ellos a los dos hijos de la víctima y que cree que «era una muerte anunciada», sube la petición hasta los 28 años por asesinato con los agravantes de parentesco y de género, por considerarlo un asesinato machista, y suma otros dos por la tenencia ilícita de armas.

Por su parte, la defensa de Juan Salvador solicitará dos años por homicidio imprudente, y le pide los atenuantes de confesión, reparación del daño y el encontrarse bajo los efectos de las drogas.

Además, se da el hecho de que en este juicio también se ha presentado la acusación popular representada por un letrado de la Generalitat Valenciana quien se ha personado en la causa y se ha adherido a la petición de la Fiscalía.

«Dos balas, una para ella y otra para quien esté con ella»

Durante la exposición de los hechos, la fiscalía ha narrado como, según su versión, aconteció lo sucedido.

La relación de tres años entre Juan Salvador C. y Mónica Espínola era «tormentosa» y estaba plagada de malos tratos. Hasta tal punto que, una amiga de la víctima la vio en varias ocasiones con lesiones como moratones en los ojos o arañazos.

Una compañera de trabajo declaró también que en una ocasión la propia Mónica le dijo que el acusado le había amenazado espetándole que «tenía una pistola con dos balas, una para ella y otra para quien estuviese con ella» haciendo referencia a los supuestos celos enfermizos de Juan Salvador. Y aunque la víctima, como suele ser habitual entre las mujeres que sufren violencia machista, era consciente de los abusos y agresiones no se decidía a cortar la relación. Hasta el 28 de febrero de ese años cuando, supuestamente, la fallecida le mandó al acusado un mensaje de móvil mostrándole su intención de dejarle.

La acusación particular ha señalado que era «una muerte anunciada» por los malos tratos que el acusado infligía a la víctima de forma constante

La noche del crimen, la pareja se encontraba en el chalet que ocupaban en compañía del excuñado del presunto asesino. A las 4.20 horas la pareja se retiró a la habitación de matrimonio que compartían y aprovechando que la mujer estaba sentada en el colchón, él se acercó por la espalda y desde una posición superior, le pegó un tiro en la cabeza con un arma al que le habían borrado el número identificador y que estaba manipulada para disparar munición de 9 milímetros.

Después, el acusado y el compañero de vivienda, llamaron al 112 y llevaron a la mujer, que aún estaba con un hilo de vida, a través de un camino de tierra hasta una carretera cercana para esperar a la ambulancia. Mónica murió al día siguiente en el hospital La Fe por la gravedad de las heridas.

Chalé donde se cometió el crimen de Castellón. L-EMV

«Solté la corredera y se disparó el arma»

Con una defensa repleta de golpes de efecto, como dirigirse a las seis mujeres y cinco hombres del jurado popular con la frase “Ustedes saben quién es Juan Carlos I, rey emérito de España y cómo llegó a ser rey: por un accidente», Juan Salvador alega que la relación entre ellos iba «bien» y que discutían «lo normal» y ha negado que su pareja tuviera intención de dejarlo.

Durante su declaración, que se ha visto interrumpida hasta mañana para que el tribunal pueda visionar un vídeo con la reconstrucción de los hechos, el acusado ha insistido en su versión de que todo fue un accidente. Después de pasar la noche drogándose junto a su excuñado y Mónica, la pareja fue a la habitación. La víctima se duchó y «mientras, yo miraba la pistola» Cuando la mujer salió del baño, se sentó en el borde del colchón con la cabeza gacha «para ponerse mascarilla en el pelo». En ese momento, según ha asegurado en el juicio, «solté la corrredera y se disparó el arma», que no había comprobado si estaba cargada.

Sin embargo, para la Fiscalía existen varias pruebas que demuestran que fue un asesinato: los hechos se produjeron en una habitación pequeña, de 4 por 2 metros. La pistola fue inspeccionada por expertos que han constatado que el arma funciona perfectamente y no se dispara sola. Otra prueba de que no fue un accidente, según la fiscalía, es que la trayectoria de la bala entró por un plano superior en la parte posterior izquierda de la cabeza por lo que los forenses descartan que el disparo fuera accidental tanto por la posición como por la trayectoria.

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