La pequeña Tallahassee es, desde 1824, la capital de Florida. Jacksonville, con poco más de 950.000 habitantes, es la ciudad más poblada del estado ubicado en el sudeste de Estados Unidos. Pero Miami es el principal enclave deportivo en esta península abrazada por el Golfo de México y el Océano Atlántico, y uno de los más importantes de la nación. Allí llegará Lionel Messi para reforzar al alicaído Inter Miami, el representante en la Major League Soccer de una urbe que tiene equipos en las ligas de los cinco deportes más importantes del país, un privilegio del que solo pueden jactarse otras seis ciudades: Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Washington, Filadelfia y Minnesota.
Si bien el anuncio de la contratación de Messi fue un enorme impacto en el universo futbolero en general y en la MLS en particular, la atención deportiva en Miami en estos días se repartió en el devenir de dos franquicias locales que se jugaron el título en sus ligas: Miami Heat, que cayó en las finales de la NBA (National Basketball Association) frente a Denver Nuggets y Florida Panthers que corrió la misma suerte frente a Golden Knights de Las Vegas, en la National Hockey League (NHL).
En una temporada en la que no aparecía como uno de los candidatos a quedarse con la corona y después de una modesta fase regular, que cerró con un récord de 44-38, el Heat, comandado por Jimmy Butler, atravesó dos rondas del play-in (perdió ante Atlanta Hawks y venció a Chicago Bulls) y, ya en los playoffs, eliminó a Milwaukee Bucks (el mejor equipo de la liga), New York Knicks y Boston Celtics para clasificarse a su séptima final de la NBA, que cayó con un contudente 4-1 con Nikola Jokic.
Fundado en 1988, el Heat es uno de los equipos más jóvenes de la NBA: solo se sumaron después Orlando Magic y Minnesota Timberwolves, en 1989, y Toronto Raptors y Vancouver Grizzlies (hoy afincado en Memphis), en 1995. En su corta existencia ya consiguió tres títulos, todos en este siglo: en 2006, 2012 y 2013. Desde 1995, el equipo pertenece a Micky Arison, cofundador y presidente de Carnival Corp, el mayor operador de cruceros del mundo. La franquicia está valuada en 3.000 millones de dólares, según la revista Forbes, y es la 12ª más valiosa de la NBA (la primera es Golden State Warriors -7.000 millones-).
También jóvenes, los Florida Panthers se sumaron en 1993 a la NHL por iniciativa de Wayne Huizenga, propietario de la cadena de videoclubes Blockbuster. Y en estas semanas arañó su primera Copa Stanley: cayeron en la final con Vegas Golden Knights en la serie final, a la que accedieron tras terminar cuartos en la División Atlántico de la Conferencia Este y batir en los playoffs a Boston Bruins (el mejor equipo de la fase regular), Toronto Maple Leafs y Carolina Hurricanes.
El conjunto que tiene como hogar el FLA Live Arena, ubicado en Sunrise (40 kilómetros al norte de Miami), es propiedad desde 2013 del millonario Vincent Viola, fundador de la firma de comercio electrónico Virtu Financial. Valuada en 550 millones de dólares, es la 31ª entre las 32 franquicias de la NHL, solo delante de Arizona Coyotes (450 millones).
Al igual que los Panthers a la NHL, los Miami Marlins se incorporaron a la Major League Baseball en 1993, aunque entonces se llamaban Florida Marlins. Muy rápido les llegó el éxito, ya que se consagraron campeones en 1997 y en 2003, aunque desde entonces comenzaron a recorrer una pendiente que los alejó de las instancias decisivas.
En 2017 y a cambio de 1.200 millones de dólares, los Marlins fueron adquiridos por un grupo que encabezaba el inversor Bruce Sherman y del que también formaban parte Derek Jeter, leyenda de los New York Yankees, y Michael Jordan. Los resultados no fueron los esperados, más allá de que en la temporada 2020, reducida por la pandemia de coronavirus, el equipo consiguió acceder a los playoffs después de 17 años de ausencia. Tras otras dos campañas con récord muy pobre, en la actual marchan segundos en la exigente División Este de la Liga Nacional, detrás de los Atlanta Braves.
En este tiempo, los resultados no solo han sido negativos en el campo de juego. La franquicia con menor valor de mercado entre las 30 que compiten en la MLB (1.000 millones de dólares) tuvo pérdidas en los últimos cuatro años. Y en su estadio, el LoanDepot Park (con capacidad para 37.446 espectadores), se registró en los últimos cinco años el menor promedio de asistencia de público de la liga.
En los últimos meses se oyeron rumores sobre la posibilidad de que Bruce Sherman se desprenda del equipo, pero el empresario los negó enfáticamente. “Los Marlins no están en venta, no estuvieron en venta bajo mi gestión y no estarán en venta en mi vida. Es irresponsable informar lo contrario. Es y seguirá siendo un privilegio ser dueño de esta gran organización”, aseguró en enero.
El irregular andar de los Marlins no ha hecho mella en el amor por el béisbol en una ciudad que tiene un 72,3% de población de origen latino (principalmente cubano), según el censo de 2020. El LoanDepot Park fue una de las cuatro sedes en las que este año se disputó el Clásico Mundial de Béisbol, el torneo de selecciones más importante del planeta (las otras fueron Phoenix, Tokio y Taichung). Allí, y con sus tribunas abarrotadas, se jugó la final que Japón le ganó 3-2 a Estados Unidos el 21 de marzo.
El fútbol americano también tiene representación en Miami. Los Dolphins son el equipo más añejo de los que tienen asiento en la ciudad y participan en las cinco principales ligas del país: tras ser fundado en 1966, se sumó a la NFL en 1970, procedente de la American Football League (AFL), y se consagró en 1972 y 1973. Desde entonces, no volvió a quedarse con el Super Bowl (perdió las finales de las temporadas 1982/83 y 1984/85). En la última campaña, cayó en la primera ronda de los playoffs ante Buffalo Bills.
Desde 2009, el equipo está en manos de Stephen Ross, propietario y presidente de la desarrolladora inmobiliaria The Related Companies, y dueño de una fortuna de 11.600 millones de dólares. Valuada en 4.600 millones de dólares, es la 13ª franquicia más valiosa de la NFL.
Los Dolphins juegan sus partidos en Hard Rock Stadium, un moderno complejo deportivo con capacidad para 64.767 espectadores. Este coliseo, que no es el que utiliza Inter Miami para disputar sus encuentros (lo hace en el DRV PNK Stadium), fue inaugurado en 2016, está emplazado en Miami Gardens y será una de las 16 sedes del Mundial de fútbol de 2026 y una de las 11 en Estados Unidos (además habrá tres en México y dos en Canadá).
Este complejo en el que se juega al fútbol americano durante cinco meses del año (la temporada de la NFL se extiende desde principios de septiembre hasta principios de febrero) es suficientemente versátil como para acoger a otros dos eventos deportivos de primer nivel mundial.
Allí se disputa desde 2019 el Miami Open de tenis, que a fines de marzo reúne a 96 jugadores del circuito masculino (el certamen es un Masters 1000) y a otras tantas tenistas del circuito femenino (pertenece a la categoría WTA 1000). El ruso Daniil Medvedev y la checa Petra Kvitova son los vigentes campeones de este torneo que durante 32 años se jugó en el Crandon Park de Key Biscayne y que Gabriela Sabatini ganó en 1990.
También en el complejo del Hard Rock Stadium se monta el circuito callejero de 5.412 metros en el que se corre el Gran Premio de Miami. Esta competencia tuvo su segunda edición el 7 de mayo y fue ganada por el neerlandés Max Verstappen. La carrera se llevó a cabo apenas cinco semanas después del final del Miami Open de tenis, por lo que fue necesario un trabajo en tiempo récord para desmontar el estadio central (normalmente demora 40 días, pero esta vez se hizo en solo 15) y transformar el espacio en un autódromo con capacidad para 57.319 espectadores distribuidos en 10 tribunas.