viernes, 1 agosto, 2025
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Registrado el rayo más largo del mundo: un relámpago de 830 kilómetros, el equivalente a la distancia entre San Sebastián y Gibraltar

Hace ocho años, que se dice pronto, el planeta vivió un destello de récord pero nadie se dio cuenta. En octubre de 2017, durante una gran tormenta eléctrica en Estados Unidos, del temporal se desprendió un rayo que recorrió un total de 830 kilómetros desde el este de Texas hasta rozar Kansas City. Su recorrido, para que nos entendamos, equivaldría a ir en línea recta desde San Sebastián hasta Gibraltar, cruzando prácticamente toda la Península Ibérica de punta a punta. Un análisis de datos históricos de tormentas ha descubierto la historia de este «megadestello», como lo han bautizado los expertos, y ha establecido un nuevo récord como el relámpago más largo jamás registrado en el planeta. Aunque nadie, hasta ahora, se había percatado de su magnitud.

La historia de este descubrimiento no fue cuestión de suerte, sino fruto de un minucioso análisis de datos históricos. Según relatan los expertos que han liderado este trabajo en un artículo publicado este jueves en el boletín de la Sociedad Americana de Meteorología, los datos sobre este gigantesco rayo se descubrieron al analizar la información recopilada por el satélite geoestacionario GOES-16. Fue entonces cuando los científicos se percataron del megadestello de 2017 que se extendió hasta 830 kilómetros y que, aún así, había logrado permanecer oculto durante ocho casi años. Su registro supera el anterior récord registrado en el año 2020, cuando se registró un relámpago de 768 kilómetros en el sur de Estados Unidos.

«Es probable que existan fenómenos aún más extremos que todavía no hemos detectado»

«Se trata de lo que llamamos ‘relámpagos megaflash’ y se trata de fenómenos que, pese a su magnitud, aún no entendemos del todo cómo y por qué ocurren«, explica el climatólogo Randy Cerveny, investigador de la Universidad Estatal de Arizona y relator oficial de fenómenos extremos para la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una especie de notario de los récords climáticos más asombrosos del planeta.  Según relata este especialista, con la ayuda de los satélites, cada vez más numerosos y equipados con sensores de precisión milimétrica, los científicos creen que todavía hay récords por batir. «Es probable que existan fenómenos aún más extremos que todavía no hemos detectado», afirma Cerveny.

Lecciones de los megadestellos

La mayoría de los rayos apenas se alejan unos 16 kilómetros de su nube madre. Cuando se estiran a más de 100 kilómetros, ya entran en la liga de lo que se conoce como megadestellos. Se trata de auténticas rarezas eléctricas y, según apuntan los expertos, menos del 1% de las tormentas los produce. Y solo si cumplen ciertos requisitos. «Estos fenómeno solo se dan en tormentas de larga duración, de las que duran más de 14 horas, que cubren áreas gigantescas, y que son eléctricamente activas de principio a fin», apunta Michael Peterson, científico del Instituto de Investigación de Georgia Tech y autor principal del estudio que ha documentado este fenómeno en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Americana.

Según los análisis, los megadestellos generan de cinco a siete ramificaciones que pueden impactar el suelo. Así que más allá de lo espectacular y fascinante que pueda resultar su luz, los especialistas recuerdan que el fenómeno es potencialmente peligroso. «La gente no se da cuenta de la distancia que puede recorrer un rayo desde la tormenta que lo originó», advierte Cerveny, quien recuerda que, si algo hemos de aprender de esto, es que aunque el cielo se vea despejado si hay una tormenta rondando por el ambiente sigue habiendo peligro de rayo. Su consejo, pues, consiste en esperar al menos 30 minutos después del último trueno antes de salir de nuevo al aire libre ya que, aunque las nubes se disipen, su electricidad puede permanecer aún en el ambiente.

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