sábado, 4 octubre, 2025
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Faustino Oro: el próximo Messi argentinopodría jugar en el campo del ajedrez?

En pocas semanas más llegará a la Argentina Faustino Oro, el Messi del ajedrez. “Fausti” —que todavía no cumplió 12 años— acaba de dar, la semana pasada, el primero de los tres pasos imprescindibles para recibir el título de “Gran Maestro” y estar entre los más jóvenes que lograron esta distinción.

Nacido en el porteño barrio de San Cristóbal, vive desde el 2023 en España. Pero ahora vendrá a la Argentina de visita y para sostener un duelo histórico en el mundo de los trebejos: se medirá en un match con el Gran Maestro Sandro Mareco, actual campeón argentino de ajedrez.

Jugarán a seis partidas, en un estadio de la ciudad de Bahía Blanca y estará en juego una bolsa inédita para estas lides: se repartirán US$ 14 mil en premios. Y, por supuesto, el torneo será emitido por streaming para todo el mundo aficionado al ajedrez que no quiere perderse ver las movidas de esta jovencísima promesa del deporte-ciencia.

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Justamente, ¿cómo se explica que un chico que aún no terminó la primaria le juegue de igual a igual —o les gane— a adultos con larga experiencia en el ajedrez? ¿Tiene algo que ver la creciente influencia de las herramientas de inteligencia artificial (IA) a la hora de entrenarse?

“Faustino no es el primer jugador que se formó apoyado en la IA. Ya hay toda una generación de ajedrecistas que juegan de manera muy distinta”, le dijo a PERFIL Mariano Sigman, doctor en neurociencias, amante del juego y coorganizador del reciente torneo “Leyendas & Prodigios”, que ganó Faustino. Y agregó: “Una gran diferencia que vemos ahora es que los jóvenes no solo juegan de manera distinta a los jugadores clásicos, sino que también provienen de lugares muy distintos. Esto, en parte, lo permite la IA”.

Según Sigman, hasta hace no tantos años, los grandes ajedrecistas solían salir de escuelas e instituciones tradicionales en la formación de este juego. Eran lugares con buenos maestros y allí aprendían con elementos teóricos que iban siendo acuñados y transmitidos de generación en generación, como pasa en otras disciplinas.

“Pero con la IA, de repente, cualquier chico, en cualquier lugar, en Argentina o en la India, tiene a su alcance programas efectivos para aprender. Y estos les dan una forma distinta de jugar”.

Para este experto, que ahora aparezcan estas promesas en Argentina, muy probablemente tiene que ver, justamente, con la capacidad de revisar todas las partidas y de acceder a ideas nuevas, pero también a líneas teóricas de las aperturas, sin necesidad de escuelas tradicionales. Todo está al alcance de cualquier chico con una PC”.

Con la llegada de la IA, una disciplina milenaria cambia abruptamente su forma de ser jugada.

Por otra parte, los nuevos jugadores tienen una manera muy distinta de practicar porque no se forjaron viendo partidas de los grandes de la historia como Capablanca o Alekhine. “Llamativamente, los chicos ya no tienen ese bagaje de una cultura de ajedrez humana, sino que juegan un ajedrez distinto, concreto, a veces hasta con ideas estratégicas menos claras, pero que funcionan. Este es un ejemplo muy interesante de cómo una disciplina milenaria cambia abruptamente su forma de jugar con el advenimiento de la IA”.

Futuro abierto

¿Hasta dónde puede llegar Fausti en el mundo del ajedrez? ¿Podrá realmente hacer honor a su apodo “Chessi”? Según Sigman, “esto no es algo fácil de predecir. Todos los grandes jugadores, Messi, Maradona, entre otros, fueron prodigios, pero también hay chicos muy prometedores en sus disciplinas que luego, por distintas razones, en momentos complicados del desarrollo —la adolescencia, la juventud— pasan por periodos muy distintos y aparecen cambios de motivación y de prioridades. Evidentemente, pensamos que Fausti va a ser un jugador extraordinario y excepcional. Pero luego imagina si va a estar en el top 10 o va a ser campeón del mundo; es muy difícil de predecir porque eso no solo depende de habilidades cognitivas, sino de algo muy esencial —y que Faustino hoy si lo tiene—, que es el amor por el juego y una voracidad por entrenar en forma compulsiva. Todo el tiempo está pensando en ajedrez.

Según le contó a PERFIL Andrés Rieznik, un neurocientífico que investiga temas de aprendizaje, educación y cognición, “la neurociencia sabe que el cerebro va a desarrollarse correctamente y mantenerse en forma en la medida que hace ‘esfuerzo mental’”. El ajedrez implica muchos procesos cognitivos —como planeamiento, razonamiento lógico, visualización espacial, etc.—. Pero hay un montón de otros juegos y actividades que se pueden hacer para el desarrollo cognitivo”.

Según este experto, el ajedrez tiene una gran ventaja: “Es entretenido y que hay una gran comunidad de gente que lo juega. Y eso puede facilitar que la persona se “enganche” con una comunidad, con otra gente, y eso también es positivo. Pero lo cierto es que no sabemos si el ajedrez tiene algo especial, que otros juegos —o actividades— no aporten. Pero, en esencia, los desarrollos cognitivos saludables los logramos al aprender algo que nos saca de nuestra zona de confort mental”.

Jugar a toda costa

Sigman, uno de los organizadores del torneo, le contó a PERFIL una anécdota que da cuenta de la enorme motivación que mueve a Fausti: “Me impresionó mucho un día que ya estaban terminadas todas las partidas del torneo, pero él quería seguir jugando. Había un tablero armado en la mesa y él quería jugar una más. Como no iba nadie a jugarle, me senté yo, y —por supuesto— me aplastó en tres segundos. Pero lo llamativo es que él estaba ahí por ese amor tan grande por el juego. Ese es un “combustible” fundamental para la motivación”.

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Esa pasión lo impulsa a aprender. De todos modos, hay gente que empieza así y luego, en algún momento, hace un click y deja o afloja. “Hoy es muy difícil predecir exactamente cual será su techo” afirmó Sigman. Lo que sabemos, y es evidente, es que tiene un potencial extremadamente alto y viene batiendo récords de precocidad. Si uno mira a sus compañeros similares en esas categorías, todos han entrado en una élite muy especial del ajedrez. En otras palabras, creo que hay un augurio muy grande y positivo para el futuro del ajedrez argentino.

Ajedrez y educación

Hoy hay algunos estudios que miden el potencial de la enseñanza del ajedrez en materia de educación, pero —según Sigman— es una evidencia mucho menos contundente de lo que en general se presenta. “Como idea me parece muy atractiva. Pero hay que evaluar muchas cosas. Por ejemplo, si uno pone horas de ajedrez en la currícula de un colegio, eso le quita horas a otras materias. Tenemos que entender mejor varias cosas”.

Por ejemplo, ¿es mejor el ajedrez que las damas o el dominó en la educación? Y si es ajedrez, ¿en qué dosis? ¿Cuántas veces por semana? ¿Es mejor enseñar táctica o estrategia? Para este investigador, creo que hay algo un poco “poético y artístico” en el ajedrez, que tiene glamour —y que yo mismo comparto y por eso soy aficionado—. Pero pensando con espíritu científico, deberíamos ser precavidos y no caer en la tentación de pensar que es una pócima mágica para resolver todo tipo de problemas de la educación. Claro que tampoco tenemos datos que demuestren lo contrario. Sí sabemos que, definitivamente, jugar no hace mal a la mente, pero quizás no sea algo tan efectivo como uno querría.

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Para Andrés Rieznik, la obligatoriedad generalizada del ajedrez en la escuela no es una buena idea. “Para mí, lo mejor es pensar en una escuela que reduce sus contenidos obligatorios al mínimo posible: matemática y lengua y algunas cosas básicas más, como algo de geografía. Pero luego, les ofrece a los chicos una amplia gama de posibilidades de desarrollo: desde el arte a la matemática o el deporte u otra cosa, como el ajedrez. Lo que sí es que, sea lo que sea que cada estudiante elija, tendrá que hacerlo con “esfuerzo”.

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