domingo, 22 septiembre, 2024
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No respondía a su nombre, le molestaban los ladridos y le diagnosticaron autismo, pero el gato Rolando equilibró su vida

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A los cinco meses de nacer Santino, su vida empezó a complicarse. “Al principio los días fueron difíciles porque veníamos de un diagnóstico previo de Hemofilia A severa- dice su madre- y, al año, tuvo inhibidores a la medicación de la hemofilia, lo que significaba que le dábamos una medicación que su cuerpo rechazaba”. De esta manera arranca a contar la historia de Santino, Leticia, una de sus mamás. Casi en paralelo, a ella y a su pareja les llamó la atención que su hijo, que ya tenía nueve meses, no saludaba ni movía alguna de sus manos cuando le cantaban la canción Que linda manito. Además, no silabeaba y no respondía a su nombre cuando lo llamaban. Algo no andaba bien.

“Cuando terminamos con el tratamiento para erradicar los inhibidores llegó el diagnóstico de autismo con lo cual todavía no podíamos creer todo lo que a Santi le había tocado vivir en esta vida y un poco con las rodillas dobladas. Tuvimos suerte de rodearnos de profesionales que hicieron que poco a poco podamos entender lo que era el autismo, y más precisamente el autismo de Santino”, expresa Lorena, la otra mamá del pequeño.

«Estas prácticas no buscan reemplazar las terapias clínicas tradicionales, sino que actúan como un recurso terapeútico innovador para potenciar el trabajo de los profesionales, ofreciendo múltiples beneficios»

No toleraba el ladrido de los perros

En un momento Santino empezó a no tolerar los ladridos de los perros, situación que se agudizó mucho más durante la pandemia. Entonces, averiguando con algunos de los especialistas que trataban a su hijo le recomendaron que fueran a observar un taller de intervención para familias y profesionales con la idea capacitarse para poder mejorar la relación de Santino con sus dos perras, primero, y con los perros de los demás, después.

En esa búsqueda descubrieron Tierra de Encuentro, el primer centro de salud y educación integral especializado en intervenciones asistidas con animales (IAA) para alcanzar el bienestar físico, social emocional y cognitivo de las personas, con y sin discapacidad.

“Los animales están especialmente educados para formar parte del tratamiento y su intervención tiene como finalidad ayudar al profesional de la salud a mejorar las funciones físicas, sociales, emocionales y cognitivas de los pacientes. Estas prácticas no buscan reemplazar las terapias clínicas tradicionales, sino que actúan como un recurso terapeutico innovador para potenciar el trabajo de los profesionales, ofreciendo múltiples beneficios”, explica Daniela Balduzzi, Directora y Fundadora de Tierra de Encuentro.

“La presencia de los perros lo desorganizaba muchísimo”.

De esa manera una mañana Santino llegó a Tierra de la mano de sus mamás. En los inicios de las terapias, las especialistas notaban que había mucho rechazo en el vínculo con cualquier animal, sobre todos los perros. “La presencia de los perros lo desorganizaba muchísimo. Aparecían gritos, aleteos y diferentes autoestimulaciones. Junto con la familia creíamos que asociaba la presencia del animal con la aparición de ladridos, movimientos bruscos, dadas las experiencias pasadas con otros animales. Esto era un gran problema para la familia porque cualquier lugar a donde ellos iban y aparecía un perro tenían que irse inmediatamente dado las dificultades de Santi para tolerarlos”, cuenta Balduzzi.

Entonces, decidieron que lo mejor para la revinculación de Santino con los animales era probar con la presencia de Rolando, un simpático gato que forma parte de las intervenciones. “Se presentó una interacción super linda y positiva, encontramos que Santi toleraba mucho mejor esa presencia. Más novedosa para él, suave y tranquilo. Comenzaba a tolerarlo en el mismo espacio y poco a poco logró más interacciones llegando a tener a Rolando al lado y hacer todas las actividades que se proponían”, dice Florencia Torres, Consultora Psicológica y Adiestradora Canina.

Santino interactuando con Rolando, el gato.

Paso a paso, las profesionales fueron incorporando otros animales para que se relacionaran con Santino. Tomando en cuenta una hipótesis de que dada su rigidez cognitiva y la selectividad propia del autismo parecía que todos los perros oscuros eran un tema, decidieron comenzar el acercamiento con Magic, una perra Labradoodle, pequeña, de color blanco y marrón. Luego, le presentaron a Jazz, una Labradoodle mediana color caramel.

“El proceso terapéutico de Santi es muy exitoso”

Poco a poco comenzaron a trabajar lo vincular, las interacciones, el disfrute compartido y todo lo que son actividades “causa/efecto” con el perro como, por ejemplo, “tiro la pelota y la busca”, me la da, se la vuelvo a tierra”.

“La voz y la mirada en chicos con diagnóstico de autismo son acciones de mucho peso que, quizás, desorganiza a la otra persona. El animal lo que me otorga es información y el registro de otro que me permite vincularme sin esa mirada tan fija como tenemos los humanos ni el lenguaje verbal. Trabajamos para buscar la motivación intrínseca, donde el animal convoca al niño sin la intervención del otro, sin el desafío de un vínculo social que me obliga a responder a la demanda del otro. Los animales nos allanan este camino para generar encuentros positivos, llenos de confianza y seguridad emocional”, explica Torres.

“Los animales están especialmente educados para formar parte del tratamiento y su intervención tiene como finalidad ayudar al profesional de la salud a mejorar las funciones físicas, sociales, emocionales y cognitivas de los pacientes».

“El proceso terapéutico de Santi es muy exitoso, aun en los momentos de retroceso. En todo proceso hay momentos que se avanza y otros que no, pero aun estando en momentos sin avances, aprovechamos esos momentos para ajustar los objetivos. Santino no controlaba esfínteres y en 2023 nos pusimos como objetivo lograr que los controle y se logró. Cada sesión estuvo pensada para darle la información sensorial, las indicaciones y apoyos psicológicos que Santi necesitaba. También hizo un gran esfuerzo para lograr ese objetivo, pero el proceso fue alegre, lúdico, divertido y amable”, se emocionan sus mamás.

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